martes, 9 de octubre de 2012

Capítulo 04: Te encanta el baloncesto


Hiyori salió del gimnasio detrás del enorme chico de pelo azul que se llevaba su mochila.

-         ¡Para! – exclamó - ¡Que pares, idiota!

Sin embargo, él la ignoró y siguió caminando, alejándose a zancadas de los grupitos de alumnos que les miraban con curiosidad mal disimulada. Para las piernas más cortas de la joven, seguir ese ritmo era imposible, por lo que se iba quedando rezagada. Las chicas que había por allí, miraban a Hiyori y reían por lo bajo, pero en un tono lo suficientemente audible.

-         Parece un patito detrás de mamá pata – dijo una, provocando que las demás rieran a carcajadas.

Ella hizo caso omiso de sus palabras y siguió persiguiendo a Aomine, que se dirigía a la zona donde estaban aparcadas las bicicletas. Ya le llevaba una increíble ventaja. Hiyori maldijo entre dientes y comenzó a correr.

-         ¡Aaaarrrrg! ¡Párate ya, demonios! – gritó.

Por fin, él se detuvo a la altura de las bicicletas y, con gesto serio, dejó la mochila de Hiyori sobre el tejadillo que los resguardaba. Ella llegó hasta él con el aliento entrecortado y miró a Aomine y al tejadillo de forma alternativa con los ojos muy abiertos y el pecho subiendo y bajando con rapidez. Finalmente, detuvo la mirada sobre él y frunció el ceño.

-         ¿Te parece gracioso burlarte de mí, maldita torre humana? – espetó ella de malas maneras.

-         No lo estoy haciendo por diversión, enana – repuso él – Pero no podía hablar a solas contigo de no haber hecho esto – él se rascó la cabeza y se apoyó en una pequeña barra de acero que sujetaba el tejado de las bicis.

Ella se preguntó para qué demonios querría hablar a solas con ella, pero no le dijo nada. En cambio, le preguntó:

-         ¿”A solas”?  - se mofó - ¿Esto te parece “a solas”? – señaló alrededor.

Un numeroso grupo de curiosos estaba rondando por allí, intentando escuchar a escondidas lo que muchos creían que era una confesión de amor o algo por el estilo. Hiyori chasqueó la lengua. Maldita panda de cotillas idiotas...

-         Me refería a que no quería estar cerca de ningún miembro del equipo de baloncesto.

Ella dejó escapar un bufido.

-         ¿Qué demonios quieres? Si pretendes hablar a solas, hazlo rápido. No creo que BaKagami tarde mucho en llegar a buscarme.

Eso pareció confundirle.

-         ¿Estáis saliendo?

Hiyori le miró como si se hubiese vuelto loco. ¿Cómo narices había llegado a esa conclusión?

-         ¡No! Es solo un compañero de clas...

-         Lo que sea, no me importa – le interrumpió – Fuiste tú la que estaba frente a la cancha ayer, ¿verdad?

-         ¿Qué? – la joven le miró sorprendida. ¿Lo recordaba? Peor... ¿¡La había reconocido!?

-         Eras tú, ¿no? La chica de la bici a la que meó aquel perro.

¡Se acordaba de todo! Hiyori deseaba que la tierra se la tragara para no volver a ver la cara de nadie nuna más. Se dio cuenta de que él no parecía tener pinta de querer burlarse.

-         Reconocí el uniforme que llevabas como el de Seirin, aunque pensé que eras una niña pequeña – reflexionó él – pero eras tú, ¿a que sí? No creo que haya muchas chicas tan pequeñas como tú y con tu pelo en este instituto.

¿Mi pelo?, pensó Hiyori. ¿Qué le pasaba a su pelo?

-         Sí, era yo – dijo al fin – venga, ríete por lo del perro. No pasa nada...

-         ¿Estabas espiando para Seirin? – espetó Aomine de repente.

-         Pues... Espera, ¿qué? – tenía que haber escuchado mal, ¿verdad?

-         Eres una espía del equipo, ¿verdad? Estabas allí para descubrir cómo he mejorado.

-         ¿Aaaah? ¿Qué me estás contando? ¿Espía? ¿Se te ha caído algún tipo de tornillo o algo, zumbado? – exclamó Hiyori  poniendo los brazos en jarras e inclinándose ligeramente.

-         No te hagas la tonta, enana. Si no estabas espiando, ¿qué hacías allí?

-         El edificio en el que vivo está allí – dijo ella con desdén.

-         Entonces, ¿por qué estabas mirándome tan atenta y concentrada?

Ahí la había pillado. Hiyori sintió cómo enrojecían sus mejillas y desvió la mirada, nerviosa.

-         Pues... eso... eeeeh.... – no se le ocurría nada que decirle, así que apretó los labios y continuó sin mirarle, cogiendo los pliegues de la falda con fuerza.

Aomine la observaba con el ceño fruncido. ¿Qué le pasaba de repente? Poco a poco, comenzó a atar cabos al ver su rostro colorado y su actitud nerviosa. Sonrió de medio lado con suficiencia.

-         Te encanta el baloncesto, ¿verdad?

Hiyori olvidó todo su nerviosismo para lanzarle una mirada sorprendida. De nuevo... ¿cómo demonios había llegado a esa conclusión?

8 comentarios:

  1. Aomine y sus conclusiones. Me ha matao ._.

    La veo tan renacuaja corriendo como mi perra tía, que tiene las patas cortitas y se mueve superrápido xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Me encanta >,<

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    1. Sí... es muy listo para el baloncesto y demás... para lo demás... xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

      JAJAJAJAJAJ, sí, tía... Es la patita detrás de mamá Pata xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD La pobre xD

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  2. Vale es genial pero la parte de...
    Eras tú a la que meó el perro verdad?
    Joder que sutileza JAJAJAJAJAJAJA
    I love it! *_*

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    1. Jajajajajajajajaja, sí, Aomine y su sutileza y delicadeza a la hora de hablar a las chicas... Es tan majo xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
      Me alegro *.*

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  3. Pensaba que sería más cabrón Aomine, se le ve hasta buenazo xDDD

    Ahora tienes que sacarle juego a una posible trama de "espía de Seirin" ò.ó

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    1. Si Aomine en el fondo es un buenazo... pero peca de arrogante muchas veces. Aunque puede hacerlo, es el puto amo xDDDDDDDDDDDD

      Jajajajajaj, muchas posibles tramas tengo ya xD

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  4. Me ha encantado xD "Quería hablar a solas" mola xD Además, has puesto a Aomine tan arrogante como es la vida real (sí, he dicho en la vida real jaajjaa) y le has hecho parecer hasta bueno xD
    No me importaría cruzarme con él un día... muajaja

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    1. Sí, pero mira para qué quería hablar... si es que es tonto, el pobre xDDDDDDDDDDD

      Aomine es un trozo de pan en el fondo >o<

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