El primer impulso de Hiyori fue el de salir corriendo en
cuanto Momoi se alejó de ellos, pero Aomine se lo impidió al agarrarle de la
muñeca.
-
No huyas, maldita sea – dijo él y comenzó a tirar de ella.
-
¿A... a dónde vamos? – preguntó ella, dejándose llevar.
No serviría de nada resistirse. Además, lo hecho, hecho
estaba. Aomine se había enterado, no había vuelta atrás. Por mucho que huyera o
lo negara, no cambiaría nada.
-
A la pastelería que ha dicho Satsuki – respondió él sin mirarla
- ¡Dios! Tienes las muñecas minúsculas – añadió levantando las manos de ambos.
Los largos dedos de él rodeaban completamente la muñeca de
la chica y le sobraban dedos para hacerlo. A Hiyori le encantaba el contraste
de la piel morena de Aomine contra la suya, tan pálida. Se sintió un poco
avergonzada al pensar eso, pero también muy feliz, pues él no la había soltado
todavía.
-
No... no hace falta ir a ningún lado. Yo... debería irme a
casa – dijo ella, pero ni siquiera hizo amago de detenerse.
-
¿Usualmente uno rechazaría una invitación de la persona que le
gusta? – dijo él mirándola de reojo.
Esa pregunta hizo que las mejillas de Hiyori se pusieran aún
más rojas y le miró con una cara que se encontraba entre la angustia y la
sorpresa.
-
¡No lo digas así! Es vergonzoso.
Por primera vez, ella le vio soltar una carcajada y ahora sí
que le miró sorprendida del todo. Su rostro cambiaba totalmente. Era mucho más
guapo de lo que era habitual. Más, incluso, que cuando sonrió aquella vez, el
día del Goukon. Todo el viaje y la vergüenza que estaba pasando habían valido
la pena tan solo por haberle visto reír de aquella manera. Y más si tenía en
cuenta que era ella la causante.
Una vez en la pastelería y tras haber pedido un par de
pasteles de chocolate y dos tazas de té, se encontraban los dos sentados en un
mesa bastante mona, con un mantelito de encaje rosa. Estaban uno frente al
otro, por lo que Hiyori era capaz de ver claramente cuánto desentonaba Aomine
en ese ambiente. Estaba fuera de lugar y, aún así, la había llevado hasta allí
y la había invitado a merendar. En ese momento, podría morir de la felicidad,
pero mejor permanecía viva y disfrutaba el momento. Aquello era casi como...
una cita.
Una cita... pensar en eso hizo que hasta las orejas se le
pusieran coloradas. Hiyori pinchó un trozo de pastel con el tenedor y se lo
llevó a la boca, para concentrarse en algo que no fuera Aomine.
-
No se supone... que cuando te gusta alguien... ¿debes
confesarte? – dijo él de repente, mirando su taza de té con el ceño fruncido.
Hiyori se atragantó al escucharle. ¿Por qué demonios
preguntaba las cosas de forma tan directa? La joven se limpió los labios con
una servilleta color salmón y le miró.
-
Eh... no es algo obligatorio – respondió.
-
¿Y cómo esperabas que lo supiera, si no me decías nada?
-
El caso es que no quería que lo supieras... No aún, al menos –
dijo ella dando un sorbo a su té y desviando la mirada.
-
¿Por qué no?
-
... –azo – murmuró ella.
-
¿Qué?
-
Miedo al rechazo – dijo más alto – Confesarse solo sirve para
sentirse humillado si te rechazan.
-
¿Y es mejor callarse? Ahora que sé que te gusto – dijo él
tranquilamente – entiendo la razón por la que me espiabas desde tu terraza.
-
¡Deja de decir esas cosas! – dijo ella escondiendo la cara en
sus manos.
Él volvió a soltar una carcajada. Por alguna razón que no
entendía, se había sentido aliviado al enterarse de que era él la persona que
le gustaba a Takano, como si le hubieran quitado un peso de encima. Sin
embargo, no quería indagar en la razón de ese alivio. Simplemente se alegraba
de que no le gustaran Kagami, Kise o Tetsu. En las pocas ocasiones en que la
había visto, se había dado cuenta de que no era como las demás chicas. Había
algo diferente en ella.
-
Eres interesante, Takano-san – dijo cuando ella separó las manos
de la cara.
-
¿Qué?
-
Que eres interesante. Fuiste capaz de darme un masaje sin
pestañear y ahora no eres capaz ni de mirarme a la cara.
-
¿Y de quién es la culpa?
Él sacudió la cabeza. ¿Por qué le hacía tan feliz todo
aquello? No era la primera chica que se le declaraba, aunque ella no se había
declarado realmente, y había tenido novias antes, pero eso era distinto. ¿Por
qué?
Después de merendar, los dos caminaron hasta la estación de
tren e Hiyori descubrió que hablar con Aomine no era tan difícil. Por el
camino, él le contó cosas sobre el Interescolar y la Copa de Invierno del año
anterior, en los que se había enfrentado a Kagami y Kuroko. Le comentó el
cambio tan grande que habían experimentado esos dos entre un torneo y el otro y
que estaba impaciente por jugar contra ellos en el de ese verano.
Al llegar a la estación, Hiyori le aseguró que no hacía
falta que la acompañara hasta casa, así que se separarían allí.
-
Deberíamos intercambiar números, así no tendrías que venir
hasta aquí cada vez que quieras decirme algo, ni yo tendría que ir hasta tu
preparatoria – dijo Aomine sacando su móvil.
-
Aaaah... eh... claro – dijo Hiyori sacándolo también. El
simple hecho de guardar su número en el móvil la emocionaba.
-
Y te daré una respuesta cuando te confieses en condiciones,
Takano-san – añadió él repentinamente.
Eso... eso no era un rechazo, ¿verdad? No, había sonado a
que tenía alguna oportunidad. Hiyori le dedicó una gran sonrisa y enganchó el
meñique de Aomine con el suyo propio, haciendo, de esa simple frase, una
promesa.
-
Prepárate, entonces. Definitivamente, me confesaré.
Dicho aquello, dio media vuelta y se alejó, dejando a Aomine
con una pequeña y tonta sonrisa en los labios.
Por Dios... xDDDDD Pobre Hiyori, qué corte, ¿no? Ains... pero qué bonito <33
ResponderEliminarMe muero por ver su declaración, jopetas... también me moría por un trozo de pastel pero oye... xDDDD
Ains, qué potito >o<
Pobrecita >.< Pero ha sido una tarde chachi para ella >.< Ha estado con el chico que le gusta y, por primera vez, no la ha tratado mal xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
EliminarYo me muero por escribirla... pero queda para eso xDDDDDDDD Y sí, yo también quiero pastel >.<
Tú sí que eres bonita ^^
Ains, es uno de los capítulos que más me han gustado, quizá no ha sido el más extenso ni el más original, pero la simpleza del mismo y lo que ocurre a lo largo del capítulo me han molado un montón ^^
ResponderEliminarPuto Aomine con las carcajadas, que troll es xD
Oinsssssss, me alegro de que te gustara >.< A mí también me gusta cómo ha quedado >.< Son tan monosos los dos, jopetas ^^
EliminarJajajajaja, jopetas, para una vez que se ríe cuando está con ella xDDDDDDD
Le estoy pillando mucho cariño a este Aomine eehhh jajaja Me encanta esa despedida. Y me gusta lo decidida que está Hiyori. Veo futuro entre ellos jajaja
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