Hiyori observó el gran edificio principal del que
sería su instituto a partir de ahora. Acostumbrada a su diminuto instituto de
zona rural, este era increíblemente grande. Todo en Tokio era innecesariamente grande.
Y ruidoso. Y lleno de gente. ¿De verdad se acostumbraría a vivir allí?
El día anterior había sido la presentación del nuevo curso y
ella se la había perdido por motivos de la mudanza, así que sería la única que
llegaría y no conocería a nadie. Observó a los demás alumnos que iban de un
lado para otro, encontrándose con sus amigos y entrando en el edificio. Esa era
otra de las cosas que le daba miedo... ¿conseguiría hacer amigos en este nuevo
lugar? Haber dejado atrás a todos sus amigos había sido lo más difícil de todo,
pero no le había quedado más remedio. Sus padres la habían mandado a Tokio,
donde le habían comprado un “pequeño” apartamento cerca del instituto. Ellos no
habían podido acompañarla por motivos de trabajo, así que, a partir de ese momento,
Hiyori viviría sola por primera vez, por lo que debía aprender a administrar su
dinero si no quería morirse de hambre.
De repente, sintió que alguien la empujaba por detrás.
-
Estás en medio, aparta – dijo un chico que parecía ser de
tercero. Él la observó más detenidamente - ¿Qué hace una chica de secundaria
aquí?
Hiyori le lanzó una mirada fulminante.
-
¿Secundaria? ¿Es que no ves que llevo el uniforme de Seirin,
idiota?
El chico frunció el ceño.
-
¿Qué forma es esa de tratar a un senpai?
-
Vamos, Kei, déjalo ya... – otro chico apareció para tirar del
primero y alejarse de allí mirando mal a la joven.
Ella suspiró. Genial, eso sí que era empezar con buen pie en
un sitio nuevo. Colgándose la mochila al hombro, se dio un par de golpecitos en
las mejillas y giró con decisión para echar a andar en busca de su clase con la
nota donde lo tenía todo apuntado en una de las manos... Salvo que no llegó muy
lejos, pues un gran muro había aparecido frente a ella.
Cuando levantó la mirada, se encontró con el chico más
grande que había visto en su vida. ¿Cuánto debía medir? ¿Dos metros? No andaba
muy lejos... por no hablar de los hombros tan anchos que tenía... Además de
eso, el tío tenía una cara de malas pulgas que daba miedo.
-
¡Whoaaaaaaaah! ¡Enoooooooooooorme! – exclamó Hiyori.
-
Mira por dónde andas, ¿quieres? – dijo él mirando hacia abajo
con el ceño fruncido - ¿Eres de secundaria? ¿Qué haces aquí?
-
No es de secundaria, Kagami-kun. Tiene el uniforme de Seirin.
Hiyori se sobresaltó al ver al chico de pelo azul que se
encontraba al lado del alto, que tenía el pelo rojo oscuro. ¿Había estado allí
todo el rato? No, ¿verdad? Ni siquiera se había percatado de su presencia hasta
el momento en el que había hablado. El chico le llegaba a la torre humana, más
o menos, por los hombros y, aún así, era más alto que ella.
-
¿Cuándo has aparecido? – le preguntó el alto, que,
curiosamente, también se había sobresaltado.
-
He estado aquí todo el tiempo – respondió tranquilamente el
del pelo azul.
-
Bueno... como sea... – el chico se rascó la cabeza,
alborotando su cabello rojo - ¿Eres nueva? ¿De primero? Tienes pinta de estar
totalmente perdida.
Ella dejó escapar un bufido y levantó la barbilla, en parte,
para adquirir un gesto altanero y, por otra parte, para poder mirarle a la
cara.
-
Estoy bien – respondió.
-
¿Necesitas ayuda? Podemos acompañarte hasta tu clase – dijo el
más bajito.
-
He dicho que estoy bien – Hiyori echó a andar, para alejarse
de ellos, pero el más alto de los dos agarró el papel que ella tenía en la mano
sin dificultad - ¡Eh! ¿Qué te crees que estás haciendo? ¡Devuélvemelo, idiota!
-
Clase 2B... Espera, ¿estás en segundo? – exclamó mirándola de
arriba abajo, obviamente, sin creérselo.
-
Entonces estás en nuestra clase – dijo el otro.
-
Qué bien... – suspiró ella.
De repente, la torre humana agarró el cuello del uniforme de
Hiyori y tiró hacia arriba, para después comenzar a andar hacia el interior del
edificio, seguido del chico de pelo azul.
-
Esp... ¿QUÉ HACES? ¡BÁJAME, IMBÉCIL!
-
Te estoy ayudando por la fuerza... Ya me lo agradecerás
después. Por cierto, soy Kagami. Kagami Taiga y él es Kuroko Tetsuya. ¿Y tú
eres...?
Hiyori frunció los labios enfurrañada, pero dejó de
forcejear para cruzarse de brazos.
-
Takano Hiyori.
Eso es empezar bien XDDDDDDDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarNo me hago a la idea de llegar nueva a un sitio y que lo primero que hagan sea cogerme del cuello de la camisa y tirar de mí XDDDDDDDDD
Pobre Hiyori... a partir de ahora se convertirá en la Pin y Pon, o algo así XDDDD
Hale, ya tienes algo más con lo que satisfacer mis ansias XDDD
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA Dios, es que casi le saca medio metro xDDDDDDDDDDDDDDD Me encanta >o< Quería que se la cargara al hombro, pero se le verían las braguitas de ositos que lleva xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
EliminarJAJAJAJAAJ, sí... lo de pasar de brazo en brazo así será el pan de cada día...
¿Y decías que era un cagarro? Está bastante bien para ser un prólogo. Me mata la aparición de Kuroko xD
ResponderEliminarA mí siempre me parecen cagarros xDDDDDDDDDDD No sé... cuando lo voy escribiendo me parece que está bien, pero al leerlo todo... como que le falta algo :____
EliminarJajaja, Kuroko siempre aparece así xDDD Es su rasgo distintivo xD
Mañana el capítulo 1, no nos defraudes 8)
ResponderEliminar¡Estás flipando! xDDD Tengo que actualizar el fic de los Mugis antes, que lo tengo abandonadillo xDDDDDDDDDDDDDDDD
EliminarLuego ya... sigo con este xD
Kagami y Kuroko ya me han caido bien!!!! jajaja Oye, es una forma curiosa de empezar las clases... jajaja
ResponderEliminarY mejor que te caerán >o< Son geniales... Cuando veas el anime verás jajajajaja
EliminarJajajaja Tal y como lo pones voy a tener que ver el anime sí o sí!
EliminarA mí me pareció genial y ni siquiera me gusta el baloncesto, así que... >o<
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