Dos semanas habían pasado desde el inicio de curso. Dos
semanas en las que Hiyori no había conseguido hacer ninguna amiga, por lo que
se había visto obligada a pasar su tiempo con los dos chicos que conoció el
primer día: Kagami y Kuroko. Y,
reconociéndolo, estar con ellos era un poco aburrido, pero no le quedaba más
remedio. Los dos se pasaban el día hablando de baloncesto, deporte que, al
parecer, les encantaba y lo vivían como si solo existiera eso para ellos.
También hablaban mucho de algo llamado “La Generación de los Milagros” y eso sí
que conseguía hacer que Hiyori perdiera el hilo de todo. ¿Qué narices era eso?
Además, no tenía ni idea de baloncesto, ¿por qué se empeñaban en hacer que se
fuera con ellos? Podía dar gracias de librarse de acompañarles a los
entrenamientos del club, solo porque salía corriendo al final de las clases...
Si Kagami la pillaba, la llevaría a la fuerza, estaba segura y no lograba dar
con un motivo.
Con un suspiro, Hiyori se dejó caer en su silla y apoyó la
frente sobre la mesa. Echaba de menos su casa y a sus amigos. Vivir sola estaba
bien en cierto modo, pero se aburría y ni siquiera podía salir, ya que no
conocía la zona y, seguramente, se perdería.
El murmullo constante de la gente que iba entrando en clase
la ponía nerviosa. Sabía que era pura paranoia, pero tenía la sensación de que
no hacían más que cuchichear a sus expensas. Como era habitual, se habían
formado los habituales grupitos de amigos y los aquelarres de brujitas que solo
vivían para criticar a aquellas personas que consideraran inferiores. Apestaba.
En su pueblecito, como era tan pequeño, todos se conocían y no pasaban cosas
como estas.
Cuando metió las manos en la cajonera para sacar sus libros,
se dio cuenta de que había algo sobre ellos. Con el ceño fruncido, sacó lo que
parecía ser una carta rosa llena de corazoncitos. Solo vislumbró a ver escrito
“Kagami-kun” en ella, antes de que alguien se la arrebatara de las manos.
-
¿Qué es esto? – preguntó el mismo Kagami con la carta en la
mano. Dejó la mochila en el pupitre que estaba inmediatamente detrás del de
Hiyori y se sentó en la silla.
-
Parece una carta... así que digo yo que será una carta, ¿no
crees? – respondió ella, girando su cuerpo para mirarle.
Sin dejar de fruncir el ceño, Kagami abrió el sobre y
comenzó a leer... Según iba pasando las líneas, su ceño se hacía más y más
pronunciado. Al terminar, miró a la joven que estaba ante él y respiró hondo.
-
No me interesas.
Hiyori le miró boquiabierta.
-
¿De qué demonios estás hablando?
-
De la carta. ¿No acabas de confesarme tus sentimientos en
ella?
-
Esa cosa no es mía, pedazo de idiota – dijo ella soltando un
bufido.
-
¿Y qué hacías con ella en la mano? – preguntó él confundido.
-
Estaba en mi pupitre. Supongo que alguna se confundiría de
asiento y me la dejó por error.
-
Fue una de las senpai de tercero.
-
¡Waaaah! ¿Cuándo has llegado? – exclamó Kagami mirando a
Kuroko, que estaba sentado en la mesa de al lado.
-
He estado aquí todo el tiempo... desde antes de que llegara
Takano-san.
Hiyori miró sorprendida al chico de pelo azul. ¿En serio? No
se acostumbraba a esa falta de presencia por más días que pasaran juntos. Le
habían hablado de ella cuando hablaban de baloncesto y, por lo visto, era muy
útil en los partidos, aunque no duraba para siempre.
Kagami se encogió de hombros, arrugó la carta y el sobre y
lanzó la pelotita a la papelera. Naturalmente, encestó. Ella no se había
esperado otra cosa. Si de algo se había dado cuenta durante esos días, es que
Kagami siempre encestaba las cosas que lanzaba a la basura, así que esa era la
habilidad del “as” del equipo.
-
No deberías hacer eso, Kagami-kun. Es como si despreciaras los
sentimientos de la chica que la escribió – le reprendió Kuroko tranquilamente.
Kagami chasqueó la lengua.
-
Ya he dicho antes que no me interesaba. Además, ni siquiera sé
quién me la ha entregado.
-
Tienes la misma capacidad emocional que una piedra para algo
que no sea baloncesto... – murmuró Hiyori girándose hacia delante, ya que el
profesor acababa de entrar en el salón de clases.
...
A la hora del almuerzo, cuando estaba en el cuarto de baño,
Hiyori escuchó, sin pretenderlo, una conversación que le gustaría no haber oído
nunca.
-
Oye, oye, ¿se la diste? – preguntó una chica.
-
No me atreví... pero se la dejé en la cajonera – respondió
otra que parecía más tímida y apocada.
-
¡Tendrías que habérsela dado en la mano, Sayuri! Al menos,
pondrías tu nombre en ella, ¿no?
-
¿Eh?
-
¿NO LO PUSISTE? – exclamó un coro de voces al unísono.
-
Se... se me olvidó... ¿Qué hago ahora? ¡No sabrá quién se la
ha escrito!
-
Tampoco importa, de todas maneras – dijo una voz nueva.
-
¿Por qué dices eso?
-
Hemos visto que la cogía otra chica de nuestra clase.
-
¿Sois de segundo? ¿A qué otra chica te refieres?
-
No sé si la conocerás, senpai, pero es una chica bajita con el
pelo muy largo... se le nota al hablar que viene de una zona rural y... no
tiene amigos, pero siempre está pegada a Kagami-kun y Kuroko-kun, nunca se
separa de ellos.
-
¿Y ella ha cogido la carta? – preguntó la chica tímida.
-
Sí, pero un rato después, el papel estaba en la basura,
completamente arrugado.
-
¿Estás diciendo que ella lo tiró para que Kagami-kun no
pudiera leerla? ¡Qué rastrera!
Antes de que ninguna otra pudiera decir nada y cansada de
escuchar tantas tonterías, Hiyori salió del cubículo en el que estaba con un
portazo. El grupito de chicas se sobresaltó y todas miraron a la joven como si
acabaran de ver a un fantasma.
-
No fui yo quién tiró la dichosa carta a la basura, fue el
mismo Kagami quien lo hizo. Dijo, y cito textualmente: “no me interesa”. Así
que ya podéis guardaros la envidia y las tonterías para otra cosa.
Tras eso, giró sobre sus talones y salió del servicio de las
chicas con la cabeza bien alta.
Solo diré una cosa. FUEGO. Mucho fuego.
ResponderEliminarPobre Hiyori... y pobre Kuroko, que no se entera ni el tato de que está allí XDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Me lo imagino como una especie de alma silente que vaga imperceptible por el universo XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Me encanta >,<
Hay que matarlas antes de que se reproduzcan xDDDDDDDD
EliminarJajajaja, me encanta cuando Kagami le dice: "No me interesas", ahí, con tacto xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Maldito y sexy Kagami...
Kuroko está acostumbrado a eso, en realidad xDDD Gracias a eso puede jugar al baloncesto y ser útil jajajajaja
Gracias >o<
Le has dado rienda suelta a los diálogos esta vez, eh? xD
ResponderEliminarJajajaja, pero solo en la última mitad del capi... Pero es normal que solo hubiera diálogo, Hiyori no estaba viendo nada xD
EliminarJajaja... pobre chica xDDD Y esto es solo el principio. Lo que la espera xDDDD
ResponderEliminarPd. eh, no me mires así. Más vale tarde que nunca, ¿no? Me estoy leyendo tu historia jajaja
Jajajaja, sí... a la pobre le pasa de todo, ya verás xDDDDDD Pobrecilla ^^
EliminarPd: te perdono porque la estás leyendo ahora ^^