domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo 08: Compartiendo paraguas


Aquello no estaba funcionando. Y no lo hacía por dos sencillas razones: una, debido a la gran diferencia de alturas, a Hiyori, el paraguas le pillaba bastante lejos, por lo que iba más mojada que seca; dos, la conversación se había terminado al salir de la preparatoria. Estaba claro que no tenían temas en común de los que poder hablar. Por no mencionar que estaba tan nerviosa que no sabía ni cómo era capaz de coordinar los movimientos de sus dos piernas para poder andar con normalidad.

Caminar al lado de Aomine era como un sueño; pero, en su sueño, ella no iba mojándose, ambos iban hablando tranquila y alegremente cogidos de la mano. Bueno, al menos había cumplido algo, pensó encogiéndose de hombros. Menos era nada.

-         ¿Te importa si nos detenemos? Quiero comprar algo para comer – dijo él sin mirarla y señalando la tienda de conveniencia que estaba frente a ellos.

-         Eh... no, no me importa – respondió Hiyori.

Una vez dentro, ella se sacudió el uniforme con la mochila al hombro, haciendo saltar un montón de gotitas de agua que se estrellaron contra el suelo. Suspiró, debería haber cogido su paraguas. Su paraguas... esa línea de pensamiento la llevó a recordar por qué no lo había recuperado. Kagami y Kuroko. En el gimnasio. Realmente, no tendría que haber visto eso. ¿Cómo iba a mirarles a la cara después de aquello? No había forma de ocultar que los había visto, nunca se le había dado bien mentir ni ocultar las cosas...

-         Tú... – Aomine se había acercado a ella tras comprar su bollo de carne caliente - ¿de verdad no estás saliendo con Kagami? – le preguntó, como si supiera en quién estaba pensando ella ahora mismo - ¿Y de verdad no quieres uno? – añadió dando un mordisco a lo que había comprado.

Hiyori levantó la cabeza parar mirarle, pero desvió los ojos, avergonzada.

-         No, no estamos saliendo... Solo somos amigos, compañeros de clase... algo así. Y no, tampoco quiero comer nada.

-         No me extraña que seas tan pequeña – murmuró él.

Eso hizo que le mirara de nuevo, esta vez, fulminándole con la mirada. Puso los brazos en jarra y le encaró, aunque, simplemente, apenas le llegara al pecho.

-         Oh, vaya, perdón por ser tan pequeña... No todos podemos ser unos malditos gigantes, como tú, Aomine-kun.

Él la miró confundido durante un rato. No se esperaba esa reacción para nada. No estaba acostumbrado a que la gente le plantara cara de esa manera... y menos alguien tan pequeño y delicado. Soltó una carcajada.

-         Lo siento, lo siento, no volveré a decirlo – dio otro bocado al bollo - Volviendo a lo de antes... Si no estás con Kagami, ¿a qué vino su actitud protectora el otro día? Se puso hecho una fiera solo porque te obligué a salir del gimnasio.

-         ¿Cómo quieres que lo sepa? No sé cómo demonios funciona su cerebro y tampoco es que quiera saberlo, la verdad.

Aomine terminó de comer y la miró con el ceño fruncido.

-         Eso ha sonado a que no te cae muy bien.

-         Me cae bien – Hiyori suspiró – Lo que no me gusta es que arrastra a las personas a seguir su ritmo y... yo no puedo seguirle.

-         No lo entiendo del todo, pero... está bien si tú lo dices, supongo – dijo él encogiéndose de hombros – Vámonos.

Volvieron a salir al exterior, donde seguía lloviendo de manera torrencial. Aomine abrió el paraguas para cubrirles a ambos, pero estaban igual que antes. Hiyori se mojaba aunque intentara evitarlo de todas las maneras. Sin embargo, esta vez, él se dio cuenta y, sin decir ni una palabra, se agachó ante una atónita Hiyori y pasó el brazo bajo su trasero para luego levantarla, dejándola sentada sobre su antebrazo. Ahora, sus cabezas estaban más cerca la una de la otra y eso evitaría que ella se mojara.

La pequeña estaba tan sorprendida y avergonzada que no pudo ni quejarse, se limitó a mirar la cara de Aomine, que ahora estaba tan cerca que podría contar cuántas pestañas tenía. Sentía su fuerte y musculoso antebrazo bajo su trasero, lo que la avergonzaba aún más.

-         ¿Así mejor? – dijo él, totalmente despreocupado.

Ella le miró, con las mejillas completamente rojas y a punto de echar humo.

-         S.s.sí... – tartamudeó y, de forma vacilante, pasó uno de sus pequeños brazos alrededor el cuello de Aomine, para evitar perder el equilibrio... o eso se dijo a sí misma.

La situación había superado incluso a su sueño. Nunca en su vida se podría haber imaginado que él la cargaría para evitar que se mojara. Era un gesto tan... romántico y... típico de mangas Shōjo, que resultaba casi increíble que le estuviera pasando a ella.

-         Por cierto – empezó a decir él como si nada, mientras seguía caminando - ¿dónde aprendiste a dar ese tipo de masajes? Fue increíble. Me  noté con más fuerza y energía en las piernas después de que me lo dieras.

-         M.me... enseñó mi madre – respondió ella, tan nerviosa que se sorprendía de que Aomine no escuchara el alocado latido de su corazón contra el pecho – Ella es...  fisioterapeuta y me enseñó cuando era pequeña.

-         Aún así, un fisioterapeuta no consigue el efecto que tú lograste.

-         Eso es porque... siempre tuve una especie de habilidad para darlos. Depende de lo que haga, soy capaz de recuperar la fuerza y la resistencia de los músculos o incrementarla – comentó avergonzada. Nunca le había contado esto a nadie que no fuera de su familia.

-         ¡Eso es increíble! Es una lástima que no estés en mi preparatoria... nos vendrías genial para el club. Ahora siento envidia de Kagami, Tetsu y todo el equipo de Seirin.

Esa simple frase, hizo que el corazón de Hiyori se saltara un latido.

-         Ellos... ellos no saben nada de los masajes... Eres el único que...

-         Espero que tengas una muy buena razón para estar poniéndole las manos encima a esa gatita. O, mejor dicho, poniéndole la mano debajo – dijo un hombre deteniéndose frente a ellos con su paraguas, haciendo que Aomine parara en seco.

Hiyori abrió los ojos sorprendida al reconocerle a través de la lluvia. El pelo negro y corto, los ojos marrones, el abrigo negro con la capucha de pelos, la camiseta negra de cuello en pico y los vaqueros negros y rotos, así como la cadena que colgaba de su cinturón, eran inconfundibles para ella. ¿Qué hacía allí? No esperaba encontrarse con él tan pronto. Y había escogido el peor momento para aparecer.

-         ¡Nii-chan!

5 comentarios:

  1. Hiyori es un playmobil xDDDDDDDDDD Me encanta xDDD
    Y lo de Kagami y Kuroko... Hiyori tiene un as bajo la manga, si lo sabe usar bien xDDDDD
    ¡Su hermano! MUAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA Estoy deseando que le salga la vena protectora >,<

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    1. JAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJ sí... se hace chibi, como en los mangas xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
      No creo que lo quiera usar... ¿qué va a hacer? ¿Chantajearles para que le den su almuerzo o el dinero de la merienda? xDDDDDDDD
      Seeeeeeep, Ritsu tenía que aparecer 8) En el siguiente capi le veremos en acción... mucha acción... un capi dedicado a él 8) xDDDDDDDDDDDD Me encantará escribirlo xD

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  2. Pobre Hiyori, parece un muñeco con el que jugar más que una persona xDDD A Hiyori no le va el yaoi por lo que parece D:

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    1. Esa es la idea que quiero para ella, aunque quede rarísimo, me la pela xDDDDDDDDDDDDDDDD Es que al lado de Aomine... xDDD
      Es que no esperaba ver a sus únicos "amigos" en esa situación... xD

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  3. ¿Ahora ¿Ahora? Que inoportuno.... jajajaja Ese tipo de ocasiones no se pueden interrumpir, jooo.

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