jueves, 13 de diciembre de 2012

Capítulo 13: Goukon (Parte III)


-         ¿Kurosawa? ¿Estás bien?

Kurosawa Hikari sorbió por la nariz y levantó la cara. Hiyori dejó escapar una exclamación de sorpresa al verla. Acostumbrada a verla siempre perfectamente arreglada y maquillada, ver todo el maquillaje desperdigado por su cara era como una especie de shock.

Por la cara que puso Kurosawa, Hiyori fue consciente de que ella era la última persona en el mundo a la que quería ver. Pues iba a tener que aguantarse, ya que no parecía que sus amiguitas divinas estuvieran por allí.

-         Oh, eres tú – dijo Kurosawa en tono despectivo - ¿Qué haces aquí?

-         Vaya, perdóname por preocuparme por ti – respondió Hiyori sentándose en el sofá.

-         Nadie te ha pedido que lo hagas, Takano – la otra chica se limpió la cara con el dorso de la mano, pero solo consiguió extender la pintura aún más.

Hiyori echó mano a su bolso, pero se dio cuenta de que lo había dejado en la sala en la que estaban los demás. Suspiró y se puso de pie para salir de ahí, pero algo la detuvo. Kurosawa había agarrado su muñeca para evitar que se fuera. Cuando Kurosawa notó que Hiyori la estaba mirando, retiró la mano con rapidez.

-         Solo voy a por un trozo de papel. No te ves, pero tienes una pinta horrible.

-         No... no me importa si te vas. Déjame sola – dijo enfurruñada.

Hiyori sacudió la cabeza y salió de la sala para buscar un trozo de papel.

Una vez que tuvo la cara limpia y estuvo sentada correctamente, Kurosawa le contó a Hiyori lo que había pasado. Por lo visto, su novio le había pedido ir a un Love Hotel y ella se había negado. Él había roto su relación de forma cruel, insultándola y tratándola como a una inútil que no valía para nada.

-         Cuando llamé a Megu y a las chicas, me dijeron que había tenido lo que me merecía por no darle a Shun lo que me estaba pidiendo – dijo mirando a la pared de en frente. Se había soltado totalmente, ya que solo necesitaba unos oídos que la escucharan.

Otonashi Megumi era la supuesta mejor amiga de Kurosawa. Siempre estaban juntas, tanto en la preparatoria como fuera. Eran como uña y carne o eso parecía desde fuera. Otonashi era la típica chica superficial a la que solo le interesaba estar guapa para los chicos. La típica divina estúpida que le hacía la vida imposible a los demás.

-         Tienes buenas amigas, ¿eh? – dijo Hiyori con sarcasmo.

-         Al menos tengo amigos – le echó en cara Kurosawa.

-         Yo tengo amigos.

-         Kagami-kun y Kuroko-kun no cuentan. No puedes hablar con ellos de cosas de chicas.

Hiyori suspiró.

-         Si soy una marginada en clase es porque vosotras habéis esparcido rumores idiotas y me hacéis el vacío. En mi casa tengo amigos, no tengo ningún problema para socializarme.

Eso hizo que Kurosawa cerrara la boca durante un minuto, más o menos.

-         Lo siento por eso. Nos comportamos como unas auténticas brujas. Fue todo idea de Megu, porque te tiene envidia.

Hiyori se apoyó en el respaldo del sofá y soltó una carcajada.

-         ¿La chica más guapa y popular de la preparatoria Seirin me tiene envidia? Por favor...

-         No tienes ni idea de cómo te ven los demás, ¿no?

-         ¿Cómo a una niña de primaria o secundaria? – ironizó Hiyori.

-         No, idiota. Te ven como a una muñequita. Bonita y delicada. Por no hablar de que dan ganas de protegerte para que no te pase nada – dijo Kurosawa con seriedad – Además, desde el primer día que viniste, te has mantenido cerca de Kagami-kun, cuando Megu no ha sido ni capaz de cruzar más de cuatro palabras con él antes de que Kagami-kun la ignore completamente.

Hiyori miró a la del pelo naranja con sorpresa. No se imaginaba que alguien pudiera verla de esa manera y pensaran en ella como en una rival en ese tipo de cuestiones. Es decir, era bajita y no llamaba la atención de ninguna de las maneras.

-         Y el asunto de la carta de Kagami-kun – continuó Kurosawa – le dio la oportunidad que buscaba para marginarte. En realidad, sabemos que fue él quien te pidió que tiraras la carta porque no le interesaba.

-         ¿Por qué me estás contando todo esto?

-         Porque, a pesar de cómo te he tratado, me has escuchado y estás aquí, haciéndome compañía cuando seguro que tenías otros planes y venías con otras personas. Gracias, sé que no merezco que me ayudes, Takano-san.


Un golpe en la puerta las hizo mirar hacia allí. Apoyados en el marco, había dos chicos que parecían bastante más mayores que ellas y que las miraban con una gran sonrisa mientras entraban en la sala. Algo en esa sonrisa hacía que Hiyori se sintiera incómoda. Esos dos no tenían buenas intenciones.

-         Vaya, vaya, mira lo que tenemos aquí. Qué chicas tan monas. ¿Os importa si os hacemos compañía? – dijo uno de ellos.

-         Pues sí, sí nos importa – respondió Hiyori chasqueando la lengua y poniéndose de pie.

-         Takano-san, no deberías hablarles así... – susurró Kurosawa.

-         Pero han entrado porque les ha dado la gana – susurró ella de vuelta.

-         Tú hiciste lo mismo...

Hiyori torció el gesto. No podía negar eso.

-         Ya, pero... no es la misma situación.

-         Vamos, vamos, basta de charla, bonitas – dijo el otro que llegó hasta Hiyori y la agarró del brazo con fuerza – Y tú deberías aprender modales, pequeña.

-         Mira quién fue a hablar... Suéltame – la estaba agarrando con tanta fuerza que le estaba haciendo daño.

El otro chico se había acercado a Kurosawa, que, al contrario que Hiyori, no les había dirigido la palabra, simplemente les miraba asustada. Maldita sea.

-         Voy a tener que enseñarte a  hablar a tus mayores, mocosa. Generalmente, no me gustan tan pequeñas, pero tú eres una cosita muy mona – dijo cogiendo la barbilla de la chica y levantándole la cara.

Hiyori le escupió en la cara y le dio una patada en la entrepierna, haciendo que el desconocido la soltara y cayera de rodillas en el suelo, agarrando con las manos la zona dañada y gimiendo de dolor. Ella aprovechó para coger la mano de Kurosawa y tirar de ella hacia la salida, pero el otro chico la agarró del pelo y tiró hacia atrás.

-         ¿A dónde crees que vas? ¿Eh, zorra? ¿Por qué te comportas así? Estabais aquí solas, estaba claro que buscabais compañía – dijo empujándola y haciendo que cayera al suelo.

-         ¡Takano-san! – exclamó Kurosawa.

-         ¿Quién te ha dicho que estaban solas?

Esta vez, era Aomine el que estaba apoyado en el marco de la puerta. Hiyori nunca se había alegrado tanto de verle como en esa ocasión.

5 comentarios:

  1. PUTAS TODAS. Qué asquete me dan xDDDDDDDDDDDDDDD
    Vale, Hikari mola, es inteligente... ya veremos cómo se porta...
    ¿Ves? Por eso me dan miedo los chicos... ¿te imaginas que entro en un sitio así y pillo a dos tíos y les obligo a...? Me denunciarían...

    Ains, Aomine the Hero xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Quiero que les reparta leña.

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  2. JAJAJAJAAJAJAJAJAJA en todas las preparatorias tiene que haber alguna zorra xDDDDD
    Bueno... inteligente, inteligente... hasta ahora se ha dejado manipular por Megu... no sé qué decirte xDDDDDDDD
    JAJAJAJAJAAJAJAJAJ, estás mal de la azotea xD

    Sí... Aomine haciendo el papel de héroe... no me pega xDDDDDDDDDDD A ver si les apaliza 8)

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  3. Vas a darle bombo a la líder zorra en próximos capítulos? xDDD

    Joder, Kurosawa se deja manipular para poder encajar y tener amigos, eso es lo peor, es mejor ser como Hiyori y estar en plan margi que en ese plan xD

    Aomine is here, bitches~ 8) Petamiento de anos en breve~

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    Respuestas
    1. No lo sé xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Puede que sí xDDDDDDDDDDDD

      Ya, pero, al menos, parece que se ha dado cuenta... A ver cómo se porta a partir de ahora >.<

      xDDDDDDDDDDDDDD

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  4. Amigas zorras everywhere jajajaja Menos mal que Hiyori está allí :) Y Aomine... justo a tiempo. ¡Que oportuna! Les tiene que dar una paliza por lo que le han hecho a Hiyori.

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