Capítulo 15: Goukon (Parte V. Final)

El silencio reinaba mientras esperaban a Kise-kun. Hiyori no sabía qué hacer para comenzar una conversación, ya que Aomine tenía el ceño fruncido, para variar, y Kurosawa estaba tremendamente entretenida quitándose el esmalte de uñas a base de rascarlo con unas llaves. A diferencia de Hiyori, ella sí había tenido el tino de llevarse el bolso antes de salir corriendo.

Ninguno de los dos facilitaba las cosas. Uno de ellos estaba permanentemente enfadado y la otra... Bueno, con la otra no tenía confianza. Se preguntaba por qué Kurosawa seguía allí, ella no tenía por qué estar esperando a nadie, podía irse cuando quisiera.

Hiyori se frotó el brazo que el chico ese le había agarrado e hizo una mueca de dolor. Ya de por sí, su piel se marcaba en seguida, así que, teniendo en cuenta la fuerza con la que le había cogido, le debía haber quedado un moratón enorme.

Aomine relajó un poco el ceño al observar a Takano-san, que se frotaba el brazo. Con un suspiro, estiró su propio brazo y agarró la muñeca de la chica con suavidad. Ella le miró sorprendida.

-         Déjame ver tu brazo – dijo él y llevó la mano libre hacia el hombro de Takano-san, con intención de apartar su chaqueta.

-         ¿Q.qué? No hace falta. ¡E.estoy bien! – exclamó ella nerviosa.

-         No digas tonterías, sé que te duele. Vamos, déjame verlo – exigió Aomine tirando de la chaqueta.

Resignada y con las mejillas sonrojadas, Hiyori termino de sacar el brazo de la manga y lo extendió frente a él. Miró hacia otro lado cuando Aomine le pasó la mano por la marca que oscurecía su piel. Un escalofrío recorrió la espalda de la joven al sentir su toque.

-         Siento no haber llegado antes – dijo él en voz baja.

Hiyori giró la cara para mirarle con los ojos muy abiertos. ¿Por qué se estaba disculpando? Si él no tenía la culpa de nada, de hecho, las había salvado.

Kurosawa se aclaró la garganta mirando el trabajo que había hecho con sus uñas, luego les miró con una ceja enarcada.

-         ¿Seguro que no estáis saliendo juntos? Porque a mí me parece que estáis muy acaramelados.

Nada más escuchar esas palabras, Aomine soltó el brazo de la chica, que se apresuró a colocarse la chaqueta de nuevo.

-         Caray, cuánto tarda vuestro amigo... Voy a comprar algo a la tienda de ahí al lado mientras viene – dijo y, sin esperar respuesta, se alejó de ellos.

-         No hace falta que espere con nosotros – murmuró el chico apoyándose en la pared con gesto indiferente.

-         Supongo que no quiere estar sola en estos momentos... Me siento igual. Gracias, por ayudarnos antes.

Él hizo un gesto con la mano y me miró con el ceño fruncido.

-         ¿Por qué no gritaste o algo?

Ella se encogió de hombros.

-         Mi hermano me ha enseñado cómo defenderme en caso de que pasara algo así.

Aomine la miró boquiabierto. ¿Era idiota? Por mucho que su hermano la enseñara a defenderse... Takano-san era la mitad del tamaño de aquellos tipos. Sin saber por qué, una increíble mala leche le invadió el cuerpo.

-         ¿Tú eres tonta? ¿Sabes lo que podría haber pasado? Creo que no te haces una idea de tu desventaja. ¡Eres una enana sin sustancia!

Ella se cabreó de verdad al escuchar eso. ¿Con qué derecho le decía esas cosas? ¡Ni que fuera asunto suyo lo que hiciera! Ella ni siquiera le caía bien.

-         ¡Aominecchi! ¡Takacchi!

La alegre voz de Kise-kun llegó hasta ellos, cortando cualquier réplica que Hiyori pudiera hacerle a Aomine. Chasqueó la lengua y dio la espalda al chico para recibir a Kise con una sonrisa.

-         Siento haber tardado tanto, pero Momocchi no me dejaba salir. Dice que le hemos fastidiado el Goukon. Además se ha debido liar gorda en el karaoke. Ha habido una pelea o algo así – dijo al llegar donde estaban.

-         Ah... sí... bueno... – Hiyori se apartó el flequillo de los ojos.

-         ¿Sabéis algo? ¿Qué os ha pasado, por cierto? No te costaba nada ir a por el bolso a la sala de nuevo, Takacchi – Kise le tendió el bolso a la joven.

-         Tuvimos que salir corriendo – respondió Aomine.

-         ¿Por qué...? ¡Espera! – Kise agarró la mano del otro chico y la miró detenidamente. Aomine tenía los nudillos ligeramente hinchados - ¡Aominecchi! ¡Eres tú el que les ha dado esa paliza!

-         No tenía opción... estaban intimidando a Takano-san – dijo con un suspiro.

-         ¿Estás bien? – preguntó inmediatamente mirando a Hiyori.

-         S.sí... Aomine-kun llegó antes de que pasara nada.

-         Menos mal – dijo con un suspiro.

-         ¡Oh, dios mío! ¡Es  Kise Ryōta! – Kurosawa había vuelto, pero se había quedado totalmente petrificada al ver al joven modelo que  hablaba con ellos tranquilamente - ¿Qué...? ¿Qué...? ¡Takano! ¿Conoces  a Kise Ryōta en persona? – preguntó ansiosa, corriendo hacia Hiyori con un bollo en la mano y sin dejar de mirar hacia el chico.

-         Ah... eh, sí, bueno, le he conocido esta tarde. Es amigo de Aomine-kun y...

Kurosawa la ignoró totalmente, le puso el bollo en las manos y se acercó a Kise, a quien agarró de las manos.

-         ¡Yo soy Kurosawa Hikari! ¡Por favor, Kise-kun! ¡Hazte una foto conmigo!

Aomine e Hiyori se miraron y dejaron escapar un suspiro a la vez. Ella sonrió tímidamente y él esbozó una sonrisa divertida, que embelesó a la joven. Cuando sonreía de esa manera era incluso más guapo. En ese momento, Hiyori tomó una decisión. Daría lo mejor de sí misma y, cuando le conociera un poco más, el confesaría sus sentimientos a Aomine. Para ello, necesitaba la ayuda de Momoi Satsuki y no dudaba desperdiciar la oportunidad que la chica le había dado al ofrecerse.