miércoles, 12 de diciembre de 2012

Capítulo 12: Goukon (Parte II)


Aquello estaba siendo un fracaso total. El resto parecía divertirse, pero Hiyori estaba totalmente fuera de su elemento. Era la primera vez que estaba en un karaoke y no lo estaba disfrutando para nada. Las dos chicas que habían venido con Momoi estaban cantando en ese momento, animadas por los gritos de Kise-kun y otros dos chicos. No recordaba el nombre de ninguna de las cuatro personas que acababa de conocer y, de todas formas, ninguno de ellos le había prestado la más mínima atención, ya que no era alta, guapísima y no iba excesivamente maquillada como las otras.

A Hiyori le sirvió de consuelo el darse cuenta de que Aomine tampoco lo estaba pasando nada bien. Estaba sentado en un rincón, con las piernas sobre la mesa que había entre los dos sofás, con cara de estar tremendamente aburrido y de mal humor. Ella estaba justo en el rincón de en frente, con los codos sobre la mesa, sorbiendo su zumo de naranja con la pajita. Hiyori quería decirle algo, pero no se atrevía, le daba vergüenza. Además, Aomine de mal humor daba miedo. Tenía el ceño terriblemente fruncido y los músculos de los hombros muy, muy tensos. Tan tensos, que ella era capaz de notarlo desde esa distancia.

Intentó armarse de valor para dirigirle la palabra. Total, incluso le había dado un masaje, decirle alguna tontería no debería ser para tanto.

-         Esto... mmmh... ¿No cantas?

Aomine dejó de mirar al grupito escandaloso que estaba cantando el opening de algún anime y miró a Hiyori con una ceja enarcada.

-         ¿Tengo pinta de que me guste ese rollo?

Ella suspiró. Tenía un carácter horrible, la verdad. ¿Por qué seguía gustándole, entonces?

“Porque se tomó la molestia de ir a agradecerte lo del masaje, esperar durante horas en la puerta de la preparatoria mientras llovía a cántaros y te acompañó a casa, haciendo todo lo posible para que no te mojaras”, dijo una vocecilla en el fondo de su cabeza. Y era cierto. Habían sido esas pequeñas cosas las que habían hecho que se colara un poquito más por él, a pesar de la forma que tenía de tratarla la mayoría del tiempo. Bueno, tampoco es que hubieran pasado mucho tiempo juntos, la verdad.

-         ¿Qué te pasa? Estás mirando la mesa con cara de idiota – dijo Aomine sacándola de sus pensamientos.

Hiyori le miró, con las mejillas sonrojadas. Últimamente se sonrojaba mucho, ¿qué demonios le pasaba? Ella nunca había sido de las que se ponían coloradas.

-         Nada, solo pensaba.

-         ¿En qué?

Se libró de tener que inventarse una mentira gracias a la oportuna llegada de Kise, que se sentó a su lado y los miró a los dos con una sonrisa.

-         ¿Aprovechando que estamos despistados para ligar?

-         N.no es así, Kise-kun.

Aomine dejó escapar un bufido de disgusto.

-         ¿Me puedo ir ya? Ya he cumplido con Satsuki. Me pidió que viniera y vine, nunca me dijo que tenía que quedarme hasta el final.

-         Va, no seas así, Aominecchi. Quédate un rato más.

-         Kise-kun, Kise-kun – una de las chicas, una rubia con los labios pintados de un rosa brillante, se acercó a ellos y se sentó al lado del modelo. Se sentó tan cerca que no le costaba trabajo el restregar sus pechos contra el brazo del chico - ¿Qué te parece si vamos a un sitio más tranquilo a conocernos mejor?

Hiyori se atragantó con el zumo que estaba bebiendo. Tosió y se limpió los labios sin dejar de mirar a la otra chica sorprendida. Le había invitado con todo el descaro del mundo y... estaba claro lo que quería. Resultaba obvio que en la ciudad hacían las cosas de forma diferente. A ninguna chica de su pueblo se le hubiera ocurrido sugerir algo semejante.

Kise le dedicó una sonrisa de disculpa a la rubia.

-         Lo siento, Sera-san, pero me gustaría hablar un poco más con Takacchi.

-         ¿Con quién? – preguntó la chica de malas maneras.

Él  rodeó los hombros de Hiyori con su brazo y la hizo inclinarse hacia delante al tiempo que oprimía sus mofletes con la otra mano, haciendo que pusiera cara de pez. ¿”Takacchi”?, pensó ella.

-         Ella es Takacchi. Tenemos un amigo en común y me gustaría hablar con ella.

La tal Sera-san lanzó una mirada envenenada a Hiyori, pero antes de que pudiera decir o hacer nada, un fuerte golpe en la mesa les sobresaltó a todos. Aomine había golpeado la mesa con el puño y se había puesto de pie, con todos los ojos sobre él.

-         ¿Dai-chan? – preguntó Momoi con el ceño fruncido.

-         Me cansé de zorritas y tonterías. Me voy a casa – se limitó a decir él caminando hacia la salida.

-         Espera, Aominecchi – le llamó Kise, pero él le ignoró, saliendo de la sala y cerrando con un portazo tras de sí - ¿Qué mosca le habrá picado ahora? Pensé que se había relajado desde la Copa de Invierno.

Momoi le lanzó una mirada interrogativa a Hiyori, que seguía rodeada por el brazo de Kise. Al verlo y pensar en la reacción del otro chico, sonrió lentamente.

-         Takano-san, ¿puedes ir a buscarle?

-         ¿¡Qué!? – exclamó ella - ¿Por qué yo?

-         Tú hazme caso y ve.

Con un suspiro, se puso de pie y salió de la estancia, con todos los ojos siguiéndola. Kise se preguntó qué se estaría trayendo Satsuki entre manos, mientras veía salir la pequeña y adorable figura de Takacchi.

Hiyori caminó por los pasillos buscando a Aomine. ¿A dónde demonios había ido y cómo se había alejado tan rápido?

Al pasar frente a una de las puertas que estaba abierta, escuchó a alguien llorando dentro. Frenó y echó una ojeada al interior de la sala con curiosidad. En uno de los sofás había una chica sentada, con los pies en el asiento y las rodillas contra el pecho. Tenía la cara oculta entre sus brazos, colocados encima de sus rodillas, y el cabello largo y naranja caía hacia un lado. Hiyori frunció el ceño. Ese pelo y el adorno de la flor rosa que llevaba en él, le resultaron familiares. Si no se equivocaba, se trataba de una de sus compañeras de clase, una de aquellas que habían comenzado a hacerle el vacío al inicio de curso.

Seguramente se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer, pero no podía ignorarla cuando estaba llorando de semejante manera, así que entró sin permiso en la sala y se acercó a la chica.

-         ¿Kurosawa? ¿Estás bien?

5 comentarios:

  1. Kise mola. Mola mucho xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Takacchi... xDDDDDDD Muy bueno, en serio.
    Aomine enfadado, qué cosa más rara. Con lo jovial que es este chico, tan fresco y halagueño que te transmite ganas de vivir por los cojones xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
    Y lo de Hikari... Ya lo veremos xDDDD

    Me encanta >o<

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    1. Kise es un amor... y será un amor aún mayor >.< Takacchi, sí xD Cuando a Kise le gusta una persona y la respeta, le añade el "-cchi" al nombre/apellido xDDDDDDDDDDDDDDDDDD

      JAJAJAJAJAJA, ¿por qué lo dices? Pero si Aomine nunca se enfada... Es el colmo de la alegría, el tío xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

      Hikari rules! ^^ Bueno, aún no xDDDD Pero "ruleará" xD

      Tú sí que me encantas >.<

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  2. Por qué en este tipo de fiestas siempre hay rubias putonas? xDDDDD

    Joder, me ha matado la reacción de Aomine, me he descojonado xDD

    Ains, ahora nos quedamos con la intriga de lo que le pasa a Yuka u_u

    Hasta el próximo capi Jewel ^^

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    1. Porque si no hubiera putonas no tendría gracia xDDDDDDDDD
      JAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJ sí, sí, pero le han molestado más las "tonterías" que las zorritas 8) Pero no lo admitirá xDDDDDDDDDDDDDD
      Muahahahahaha, yo sé lo que le pasa 8)

      ^^

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  3. Lo raro es que Aomine haya ido jajajaja Joooooo Hiyori es muy buen gente.... >.<

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