Aquello estaba siendo un fracaso total. El resto parecía
divertirse, pero Hiyori estaba totalmente fuera de su elemento. Era la primera
vez que estaba en un karaoke y no lo estaba disfrutando para nada. Las dos
chicas que habían venido con Momoi estaban cantando en ese momento, animadas
por los gritos de Kise-kun y otros dos chicos. No recordaba el nombre de
ninguna de las cuatro personas que acababa de conocer y, de todas formas,
ninguno de ellos le había prestado la más mínima atención, ya que no era alta,
guapísima y no iba excesivamente maquillada como las otras.
A Hiyori le sirvió de consuelo el darse cuenta de que Aomine
tampoco lo estaba pasando nada bien. Estaba sentado en un rincón, con las
piernas sobre la mesa que había entre los dos sofás, con cara de estar
tremendamente aburrido y de mal humor. Ella estaba justo en el rincón de en
frente, con los codos sobre la mesa, sorbiendo su zumo de naranja con la
pajita. Hiyori quería decirle algo, pero no se atrevía, le daba vergüenza.
Además, Aomine de mal humor daba miedo. Tenía el ceño terriblemente fruncido y
los músculos de los hombros muy, muy tensos. Tan tensos, que ella era capaz de
notarlo desde esa distancia.
Intentó armarse de valor para dirigirle la palabra. Total,
incluso le había dado un masaje, decirle alguna tontería no debería ser para
tanto.
-
Esto... mmmh... ¿No cantas?
Aomine dejó de mirar al grupito escandaloso que estaba
cantando el opening de algún anime y miró a Hiyori con una ceja enarcada.
-
¿Tengo pinta de que me guste ese rollo?
Ella suspiró. Tenía un carácter horrible, la verdad. ¿Por
qué seguía gustándole, entonces?
“Porque se tomó la molestia de ir a agradecerte lo del
masaje, esperar durante horas en la puerta de la preparatoria mientras llovía a
cántaros y te acompañó a casa, haciendo todo lo posible para que no te mojaras”,
dijo una vocecilla en el fondo de su cabeza. Y era cierto. Habían sido esas
pequeñas cosas las que habían hecho que se colara un poquito más por él, a
pesar de la forma que tenía de tratarla la mayoría del tiempo. Bueno, tampoco
es que hubieran pasado mucho tiempo juntos, la verdad.
-
¿Qué te pasa? Estás mirando la mesa con cara de idiota – dijo
Aomine sacándola de sus pensamientos.
Hiyori le miró, con las mejillas sonrojadas. Últimamente se
sonrojaba mucho, ¿qué demonios le pasaba? Ella nunca había sido de las que se
ponían coloradas.
-
Nada, solo pensaba.
-
¿En qué?
Se libró de tener que inventarse una mentira gracias a la
oportuna llegada de Kise, que se sentó a su lado y los miró a los dos con una
sonrisa.
-
¿Aprovechando que estamos despistados para ligar?
-
N.no es así, Kise-kun.
Aomine dejó escapar un bufido de disgusto.
-
¿Me puedo ir ya? Ya he cumplido con Satsuki. Me pidió que
viniera y vine, nunca me dijo que tenía que quedarme hasta el final.
-
Va, no seas así, Aominecchi. Quédate un rato más.
-
Kise-kun, Kise-kun – una de las chicas, una rubia con los
labios pintados de un rosa brillante, se acercó a ellos y se sentó al lado del
modelo. Se sentó tan cerca que no le costaba trabajo el restregar sus pechos
contra el brazo del chico - ¿Qué te parece si vamos a un sitio más tranquilo a
conocernos mejor?
Hiyori se atragantó con el zumo que estaba bebiendo. Tosió y
se limpió los labios sin dejar de mirar a la otra chica sorprendida. Le había
invitado con todo el descaro del mundo y... estaba claro lo que quería.
Resultaba obvio que en la ciudad hacían las cosas de forma diferente. A ninguna
chica de su pueblo se le hubiera ocurrido sugerir algo semejante.
Kise le dedicó una sonrisa de disculpa a la rubia.
-
Lo siento, Sera-san, pero me gustaría hablar un poco más con
Takacchi.
-
¿Con quién? – preguntó la chica de malas maneras.
Él rodeó los hombros
de Hiyori con su brazo y la hizo inclinarse hacia delante al tiempo que oprimía
sus mofletes con la otra mano, haciendo que pusiera cara de pez. ¿”Takacchi”?,
pensó ella.
-
Ella es Takacchi. Tenemos un amigo en común y me gustaría
hablar con ella.
La tal Sera-san lanzó una mirada envenenada a Hiyori, pero
antes de que pudiera decir o hacer nada, un fuerte golpe en la mesa les
sobresaltó a todos. Aomine había golpeado la mesa con el puño y se había puesto
de pie, con todos los ojos sobre él.
-
¿Dai-chan? – preguntó Momoi con el ceño fruncido.
-
Me cansé de zorritas y tonterías. Me voy a casa – se limitó a
decir él caminando hacia la salida.
-
Espera, Aominecchi – le llamó Kise, pero él le ignoró,
saliendo de la sala y cerrando con un portazo tras de sí - ¿Qué mosca le habrá
picado ahora? Pensé que se había relajado desde la Copa de Invierno.
Momoi le lanzó una mirada interrogativa a Hiyori, que seguía
rodeada por el brazo de Kise. Al verlo y pensar en la reacción del otro chico,
sonrió lentamente.
-
Takano-san, ¿puedes ir a buscarle?
-
¿¡Qué!? – exclamó ella - ¿Por qué yo?
-
Tú hazme caso y ve.
Con un suspiro, se puso de pie y salió de la estancia, con
todos los ojos siguiéndola. Kise se preguntó qué se estaría trayendo Satsuki
entre manos, mientras veía salir la pequeña y adorable figura de Takacchi.
Hiyori caminó por los pasillos buscando a Aomine. ¿A dónde
demonios había ido y cómo se había alejado tan rápido?
Al pasar frente a una de las puertas que estaba abierta,
escuchó a alguien llorando dentro. Frenó y echó una ojeada al interior de la
sala con curiosidad. En uno de los sofás había una chica sentada, con los pies
en el asiento y las rodillas contra el pecho. Tenía la cara oculta entre sus
brazos, colocados encima de sus rodillas, y el cabello largo y naranja caía
hacia un lado. Hiyori frunció el ceño. Ese pelo y el adorno de la flor rosa que
llevaba en él, le resultaron familiares. Si no se equivocaba, se trataba de una
de sus compañeras de clase, una de aquellas que habían comenzado a hacerle el
vacío al inicio de curso.
Seguramente se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer,
pero no podía ignorarla cuando estaba llorando de semejante manera, así que
entró sin permiso en la sala y se acercó a la chica.
-
¿Kurosawa? ¿Estás bien?
Kise mola. Mola mucho xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD Takacchi... xDDDDDDD Muy bueno, en serio.
ResponderEliminarAomine enfadado, qué cosa más rara. Con lo jovial que es este chico, tan fresco y halagueño que te transmite ganas de vivir por los cojones xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Y lo de Hikari... Ya lo veremos xDDDD
Me encanta >o<
Kise es un amor... y será un amor aún mayor >.< Takacchi, sí xD Cuando a Kise le gusta una persona y la respeta, le añade el "-cchi" al nombre/apellido xDDDDDDDDDDDDDDDDDD
EliminarJAJAJAJAJAJA, ¿por qué lo dices? Pero si Aomine nunca se enfada... Es el colmo de la alegría, el tío xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Hikari rules! ^^ Bueno, aún no xDDDD Pero "ruleará" xD
Tú sí que me encantas >.<
Por qué en este tipo de fiestas siempre hay rubias putonas? xDDDDD
ResponderEliminarJoder, me ha matado la reacción de Aomine, me he descojonado xDD
Ains, ahora nos quedamos con la intriga de lo que le pasa a Yuka u_u
Hasta el próximo capi Jewel ^^
Porque si no hubiera putonas no tendría gracia xDDDDDDDDD
EliminarJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJ sí, sí, pero le han molestado más las "tonterías" que las zorritas 8) Pero no lo admitirá xDDDDDDDDDDDDDD
Muahahahahaha, yo sé lo que le pasa 8)
^^
Lo raro es que Aomine haya ido jajajaja Joooooo Hiyori es muy buen gente.... >.<
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